domingo, 1 de agosto de 2010

A mi esposa

Un año ya se ha cumplido
que de este mundo te fuiste,
dejándome aquí sumido,
en una vida tan triste.

Nada hago con llorar
y meditar en tu ausencia
si no puedo así quitar
amargura a mi existencia.

Está en mi mente presente
aquella noche fatal
que te fuiste al hospital
para no volver jamás.

Me consuelo al recordar
aquel día venturoso,
que nuestro Padre amoroso
te colocó en mi camino,
haciendo un solo destino
de  nuestra vida jovial.

Yo sé que tú te fuiste a aquel lugar
donde la muerte no alcanza,
donde no hay llanto ni penas,
donde están las almas buenas,
donde están las madres santas.


                                           Humberto Murillo
                                           Noviembre 1998

1 comentario:

  1. Las madres santas y los aguelos ejemplares. Y si es que hacemos algunos versos los miembros de la familia, es porque el primer escritor era el mismísimo aguelo.

    Aquí en este blog deberíamos ir publicando las obras de arte, los que pintan que le tomen una foto a la pintura y la pongan, los que algo hemos escrito lo subimos a ver que opinan los demás. Y lo que es declamar y actuar, pues ya nos tendremos que reunir para compartir en familia y tomarnos un café con la tan mojoncha, que mi tata dice que no me gustó, pero hace quien sabe cuanto fue que la prové, a lo mejor y ahora sí me ha de gustar y yo aquí sin darme cuenta.

    ResponderEliminar

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.