lunes, 1 de noviembre de 2010

2 DE NOVIEMBRE


EN TU CUMPLEAÑOS, MADRE

Quizá algunos los meses y los días,
cuenten desde que se dio tu partida,
y decir cuántos años hoy cumplirías,
tendrían a flor de labio, madre querida.
Más yo, madre amada, no puedo ser así.
Yo olvido tu edad y el día de tu muerte,
más nunca olvido cuánto velaste por mí,
cómo fuiste una madre amorosa y fuerte.

Siempre recordaré cuánto me quisiste,
la forma y lo mucho que me amaste.
la gran y ejemplar madre que fuiste,
cuánto por nuestro bien, te sacrificaste.
Recuerdo que tu campesina sabiduría
siempre el mejor remedio encontraba
para aquel hijo al que la panza le dolía,
o el otro que la muela no aguantaba,
ya fuera al que estaba acalenturado,
o resfriado, tosiento o de todo eso,
un dedo con el martillo magullado,
quizá un doloroso orzuelo, un divieso…
Siempre atendiendo alguna rodilla,
una frente, dedos, un codo raspado,
al hijo que la pobre y vieja bicicletilla
alguna mala pasada le había jugado.

Siempre tu mano fuerte y hacendosa
tenía para todos un rico un bocado:
un gallo o una sopa tan sabrosa,
café fresco, plátano frito o asado,
una humeante y fresquísima tortilla
que ni empezar a enfriar dejábamos,
y de inmediato cubríamos de natilla,
o con gallo pinto la rellenábamos.

Ah, qué mañanas de sábado o feriado,
qué domingos, aquellos en tu cocina:
allí iba madre, a tu rinconcito acogedor,
a que me dieras gallitos con gran amor,
que siempre tenían un sabor delicioso.
Y tenía que apresurarme a comer
que a otro hijo o yerno bullicioso,
súbitamente veía uno aparecer,
y los gallitos había que compartir.

Nuevas tortillas iban raudas al comal,
más agua en la cafetera para hervir,
y por arte de esa magia maternal,
a todos al mismo tiempo nos servía.
Encontrábamos refugio en tu cocina,
consuelo, fortaleza, calor y alegría,
cual pollitos al amparo de la gallina.

En este día sumarías de vida otro año,
mas el destino no lo ha permitido así.
Y no estás aquí conmigo, y te extraño,
me da cabanga madre, vela allá por mí.

1 comentario:

  1. Comparto estos sentimientos de Hugo. Sentimientos afincados en lo más sagrado y noble de nuestra humanidad que añora su humanidad (la de mamá)porque creo que la verdadera edad de su Ser y del mío es "eternidad".

    ResponderEliminar

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.