sábado, 4 de diciembre de 2010

Decembrinos

Un día antes de mi cumpleaños pensé en mi abuelo.
Siempre lo hago para ser honesta, imposible no hacerlo, con más razón si me acuesto de noche en el lugar donde estuvo su cama y si me pongo a veces la bufanda que él usó,
la que le abrigó el "pescuezo"...


Sabía que iba a ser diferente, amaneció oscuro y lloviendo, un frío que no le importó que tuviera que andar en la calle a las 5am, y el día que cumplía 23 años (el número 22 nunca me gustó, es demasiado plano y aburrido, "paaaar de patooos, cuatro esquinaaaas" .. no, nunca me gustó...)


A mojarse las botas.


Salí a la acera, casi inundada, me subí al carro del buen don José que siempre me salva de los perros gigantes y las llegadas tardías..., íbamos escuchando a Tres Patines, nos hace gracia. Me bajé del carro, me subí al bus "A la rejaaaaaa" ,siempre lo sigo oyendo de camino, hasta la Florería de 24 horas (donde nunca hay nadie) que es cuando van dictando sentencia.
Llegué a Chepe, no había esperanza de que amaneciera en todo el día, lo atravesé todo todito, como siempre, pasé a la panadería, llegué a la parada de la empresa, me desearon felíz cumpleaños, y yo respondí contando un recuerdo del abuelo: cada vez que hubo un cumpleaños, de quien fuera, eran las fechas que más me gustaban, porque aunque él nunca sabía cuál fulano apagaba cuántas candelas (hasta minutos antes), siempre me gustó verlo aplaudir.. sí, así no más... mientras el homenajeado se reía y los demás cantaban,  yo lo veía a él, siempre, con la cabecita inclinada, los ojillos brillantes y las manos aplaudiendo a lo que podían.. muerto de risa viendo cómo podíamos hacer tanta bulla alrededor de un pedazo de azúcar redondo y en llamas.
Al final siempre pegaba un gritillo vacilón, luego le daban queque y se lo comía despacito, no sin antes ver el pedacito y decir que qué bonito que era :)


No sé si mis compañeras ya habían oído la historia, no me importó, era el recuerdo que tenía desde el día anterior y la verdad me gusta contarlo.
Trabajé relativamente bien ese día, llevándola al suave, ya que no podía tenerlo libre al menos "celebraba" así a mi manera.
 En mi escritorio había una cajita con un lazo azul, el nuevo yerno de mi madre me había hecho trampa dándome más regalos de lo acordado, era el DVD "Un lugar soñado" de Ismael Serrano, este españolete cantando en vivo de veras que lo hace a uno gritar como loca... "dicen"... :-D


A mitad del día tuve mi primer quequito, con las compas y la novia de la hermana de una de ellas (este mundo extraño tan lleno de diversidad), a la salida Robin de Sherwood y yo cabalgamos hasta la pastelería por el segundo.
En la casa estuvimos con mis hermanos y cuñados, comimos, vacilamos, esta vez nadie se atacó de risa en media oración, cosa bastante rara en realidad... vino la hora de soplar las velas, "rápido porque dos de ellas se están pegando y la llama es más grande", luego todos cantaron, y aplaudieron, se comieron su pedacito, alguien dijo que estaba bonito...


Cualquiera podría suponer, que me hizo falta tener a abuelo ahí, y es cierto. Pero más que nada porque la vista lo extraña, la cuestión es, que su presencia siempre fue tan fuerte, tan poderosa, llenó tan bien los espacios donde se encontraba, que todavía está ahí, es imposible pensar que alguien como abue puede dejar algún vacío en el corazón al irse, no, al irse no, al "dejar de permitirnoslo ver" ... (lo acabo de inventar, pero él entiende).
Y Dios, que las señoras siempre repiten que "todo lo hace bien", - y después de todo al parecer que es verdad-, rapidito supo que esa silla no podía estar vacía, así que ahora tenemos un nuevo miembro dentro de la Real Mesa de los familiares sonoros.
Después de todo fue un buen cumpleaños, diferente, con un par de cambios de logística y ubicación, pero felíz.


Así que como diría el madrileño, "Ahora asumamos el reto de estar vivos y abramos las ventanas a la esperanza, certeza de futuro...."
Aquí, desde nuestro propio *Peumayén donde no hay tiempos ni despedidas.




♫"...Así que brindemos ahora, viejo amigo: que acabe este otoño y resuelva el misterio
del eclipse en tu pecho, que aún no nos rendimos.
De la noche aprendimos viejos sortilegios, que ayudan a conjurar al reloj, y sus espectros...


Ahora es el momento de volver a empezar, que empiece el carnaval. Ven aquí, brindemos, que Ahora es siempre todavía... que nunca me gustaron las despedidas... " ♪♫



*Peumayén: en la lengua de los indígenas mapuche del cono sur latinoamericano "lugar soñado"

2 comentarios:

  1. Peque, me llegaste bien adentro, hasta el rinconcito ese donde guardaba las lágrimas para el abue. Creí que después de tanto tiempo lo encontraría vacío, como un pozo seco, pero no... vinieron a mí lindos recuerdos, y detrás de cada uno, un chorrito de agua saliendo por mis ojos... y como si fuera ayer, lo vi con esa cara de goloso, con una sonrisa y hasta con curiosidad ante el dulce que le ponían enfrente.
    LLoré... (estoy llorando), pero con el corazón contento porque sé que está allá arriba, entre las nubes más blancas, las más suaves...
    Y estoy segura que desde allá cantó con nosotros el "cumpleaaaaaaaaaños feeeeeeeliz" y aplaudió para vos lleno de amor; de ese al que no le afecta ni el tiempo, ni el espacio... de este amor del bueno que nos mantiene juntos como amalgama, pese a su ausencia...

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  2. Me emociona y me enternece ver cómo Gaby se expresa de su abuelo, cómo lo recuerda con amor.
    Dicen que la persona no muere mientras viva en el recuerdo de quienes lo conocieron, si es así el viejito seguirá vivo por muchos años, ya que viendo mensajes como este de una joven nieta, estamos seguros de que existirán muchas personas que lo llevarán en el corazón por mucho tiempo aún después de que sus hijos hayamos partido de esta tierra.

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