viernes, 26 de agosto de 2011

¡Cómo puedes vivir sin saber que dice tu espíritu!

Hola familia y estimados lectores de Cafeconmojoncha. Yo quiero compartir algo, les cuento que los temas sobre el “Espíritu” y el “Ser Interior” son de mis preferidos y trato de darles un campito en mi cabeza y en mi corazón.

Un abrazo.

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Una vez leí una historia sobre un explorador de África. Estaba desesperado por salir de la selva, contrató a tres o cua­tro africanos para que cargaran su equipaje. Avanzaron a toda velo­cidad durante tres días, pero entonces, los afri­canos se sentaron y se negaron a seguir. El explorador los urgía a ponerse en marcha, pues estaba obligado a lle­gar a su destino en un plazo determinado. Por más que rogó y ofreció doblar el pago; ellos persistieron en su negativa. Al fin, uno de ellos le explicó el motivo:

“Es que hemos co­rrido demasiado hasta aquí y debemos dar tiempo para que nues­tros espíritus nos alcancen”.

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Otra historia cuenta de un hombre que estaba sumamente enfermo y había visitado hospitales y médicos, y ninguno encontraba el mal que lo esta acabando. Incluso lo enviaron a morir a su casa. A él no le importaba morir, pues había sufrido mucho pero sentía que no podía partir así pues algo le faltaba; una noche tuvo un sueño: Su abuelo le decía que debía ir a verlo. El abuelo era una especie de “chamán” indio de una tribu bastante modernizada que habitaba en una reserva de Norteamérica. El hombre pidió que con el poco dinero que le quedaba lo llevaran al campo a ver a su abuelo, que por cierto muy poco lo conocía pues su padre lo había alejado de él por no creer en las “loqueras” de sus antepasados.

Cuando llegó donde el abuelo parecía que éste ya lo estaba esperando, apenas lo abrazo y le dijo:

“Es urgente que llames a tu espíritu, para que regrese a ti, pues se ha alejado de ti y así estas incompleto”

Y le indicó lo que debía de hacer: Durante varios días y noches aquel hombre sentado sobre una manta, en lo alto de un risco de la montaña que daba al valle, con solo agua para beber, rogó e invocó a su espíritu que retornara a el.

Poco a poco aquel hombre se restableció totalmente y aún más su vida no volvió a ser la misma pues se quedó con su abuelo aprendiendo a “curar por medio de hierbas y a comunicarse con los espíritus de la montaña y de sus antepasados”.

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—Dime, ¿cómo es que tú no sabes estas cosas? ¿Cómo puedes vivir sin saber lo que hace y lo que te dice tu espíritu?

Esto le dijo una mujer nativa de Alaska a otra mujer, escritora norteamericana, que la visitaba en su casa y que habían entablado una conversación sobre las costumbres y creencias de una y otra.

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