viernes, 11 de noviembre de 2011

Ahora leyendo las poquitas entradas anteriores (porque pareciera que vamos como a una cada 2 meses, y un comentario por año, pero por lo menos sigue vivo el blog) vi que mi tío contó una historia de unos africanos esperando su espíritu que dejaron atrás. Y me recordé un libro de leyendas africanas que tengo ahí, son historias muy bellas con gran mensaje y que muestran como son otras culturas tan diferentes a las nuestras.
Les comparto un resumen de una de ellas, se titula Miedo mata miedo

Dice que a una aldea llegó a vivir un viejo cazador, era un hombre viejo que ya casi no podía ni cazar, y en una ocasión escuchó a uno jóvenes hablando de él y su bajo rendimiento, que volvía siempre con las manos vacías. Así que decidió demostrar que aún esta en sus capacidades, tomó su lanza y salió decidido a cazar alguna presa grande. Después de mucho caminar en su camino se topó con un leopardo, que le miraba con cara de te voy a comer, el cazador intentó defenderse con su lanza pero falló en el tiro, y enseguida el leopardo corrió tras de él, el hombre dio media vuelva y corrió lo más rápido que pudo mientras buscaba un refugio, pues sabía que por miedo que tuviera no le ganaría a un leopardo. Fue así como vio una enredadera de un gran espino y sin pensarlo se hizo lanzado hacia el interior de dicha mata, de inmediato sintió las mil punzadas que le atravesaban todo el cuerpo y lo hacían sangrar; pero al menos su plan dio resultado porque el leopardo se negó a meterse en semejante lugar y luego de dar varias vueltas alrededor de los espinos, terminó marchándose. Cuando el hombre consideró que efectivamente el leopardo se había alejado intentó salir, pero no podía ni moverse sin sentir más punzadas, no había forma de incorporase o incluso cambiar de posición sin pincharse nuevamente todo el cuerpo.
Al pasar tres días y no dar señales de vida, en la aldea decidieron salir en busca del viejo cazador, y andando fue como el jefe de la aldea dio con el espino donde estaba aprisionado el cazador quien contó su historia y como el miedo por el leopardo había matado el miedo por el espino, entonces el jefe le dijo: "yo sé como lograr que salgas de ahí" y sin más decir nada inició una fogata y arrojó el fuego al espino, que por estar muy seco empezó a arder enseguida, rápidamente el calor se hizo insoportable y antes de darse cuenta el cazador se levantó de un salto y salió de aquel espino mientras gritaba de dolor por romperse nuevamente toda la piel con las espinas.
Y es así como un miedo mayor acaba con otro menor.

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